Un lugar de contemplación, en plena selva valdiviana, que incentiva a la conexión consigo mismo y la naturaleza, a través de una experiencia sensorial única con terapias milenarias.
Frente a la reserva Llancahue, en la Región de los Ríos, y rodeado por la exuberante vegetación que ofrece la selva valdiviana, se emplaza Endémico Wellness Spa (@endemico_spa). Un proyecto que comenzó a forjarse hace 7 años, cuando Mauricio Monrroy adquiere un terreno en este sector, el que poco a poco es diseñado y se transforma en una invitación al bienestar y relajo en su máxima expresión.
“Cada acción que desarrollamos en el proyecto, pasa por un proceso de contemplación y reflexión, donde incorporamos cuerpo, mente, emociones, espíritu u holístico y es, en esa parte de la evaluación, donde está presente el wellness”, define Mauricio, quien agrega “para mí el wellness y la sustentabilidad, son indisociables. Es imposible que una persona logre un equilibrio, si tiene un área destruida, por más que tus instalaciones sean hermosas”.
Los principios de conservación y sostenibilidad en los cuales se basa el proyecto de spa y wellness sustentable, fueron plasmados en un plan de manejo aprobado por CONAF (Corporación Nacional Forestal) para retirar todas las especies exógenas (pino y eucaliptus) del predio y reforestar con especies nativas para proteger el bosque endémico del sector.
Endémico Wellness Spa es un lugar íntimo, creado para el bienestar y la contemplación de la naturaleza, sustentado únicamente por energías limpias obtenidas desde el mismo lugar. La reserva Llancahue es una cuenca hidrográfica de 1.300 hectáreas, que abastece entre un 30% al 40% de agua potable a la ciudad de Valdivia. Por lo mismo, el cuidado y el consumo responsable y consciente, es fundamental en este proyecto. “Tratamos que todos nuestros servicios se conjuguen con el agua, que es la gran problemática del cambio climático”, recalca Mauricio.
El lugar cuenta con tinajas de madera (hot tubs) ubicadas en la terraza techada y al aire libre, las que son un complemento ideal para el término del baño y masaje corporal. “Conjugamos un día de spa, donde entras en tinajas con agua de vertiente y luego pasas a un baño Hammam, que es un baño de la época tiempo del Imperio Otomano, el cual nace por escasez del agua”, nos relata.
El baño Hamman, ofrece una exfoliación profunda, que prepara el cuerpo para un masaje reconfortante, aunque su mayor bondad es que bastan solo 8 litros de agua para vivir la experiencia de este baño tradicional. “Por lo tanto, algo que es muy pintoresco, muy wellness y relajante, no está ajeno a la realidad de Chile. De esta manera, el agua se prioriza para otras actividades que son más fundamentales como beber, alimentarse o regar y el baño, pasa a ser secundario”, añade Monrroy, quien posee raíces palestinas por parte de su madre.
El spa cuenta con una terraza, un sector techado y otro al aire libre, con hermosas maderas nobles de Roble Pellín y una estructura superior liviana que permite proteger de la lluvia y al mismo tiempo entregar la oportunidad de conectar y contemplar el bosque nativo que la rodea. Los revestimientos, tablas y pisos interiores de madera fueron rescatados de demoliciones de casas antiguas de Valdivia, reutilizándolos en todos los espacios.
El lugar es una invitación a desconectarse de las problemáticas cotidianas y a reconectarte con el yo interno, aquel que está inmerso en un ecosistema vivo del que no siempre estamos conscientes. “Somos un proyecto sustentable que, a través del wellness, conjugamos la educación medioambiental, la ciencia, el arte y el patrimonio, bajo un modelo de turismo consciente”, define su creador.
Con un firme compromiso en la conservación ecológica, este proyecto funciona sólo con energías renovables; electricidad mediante paneles fotovoltaicos, mientras que el agua es surtida a 30 metros de altura por un sistema de bombeo mecánico a través de una rueda de molino y bomba pistón, logrando trasladar 2600 litros/día. Además, la leña utilizada para la calefacción de la cocina/estufa y las calderas de las tinajas, es extraída de la limpieza de plantaciones exógenas existentes en el terreno.
El proyecto, además, impulsa la responsabilidad social empresarial, dando oportunidad de trabajo a la comunidad aledaña, además de generar una cadena de valor a través del comercio justo. Por lo mismo, “las mantenciones las realiza gente del lugar, así como kinesiólogos y terapeutas holísticos bioenergéticos, un chef local que utiliza productos de la zona. Incluso, en reemplazo de las típicas pantuflas, entregamos a nuestros visitantes unas chalas fabricadas de chupón y voqui, plantas de nuestro sur, tejidas por una señora huilliche de la costa de Valdivia”.
Una experiencia que, sin duda, vale la pena vivir y recorrer entre los hermosos paisajes, con las caminatas que realizan hacia la reserva, donde además de renovar energía, puedes conocer alguna de las 38 variedades de hongos que se encuentran en el lugar, además de la increíble y variada vida silvestre que allí convive.