En marzo de este año, celebraron ocho años desde que se embarcaron en este emprendimiento orientado a la decoración y la armonía de los espacios.
Vinilos Manía es un proyecto decorativo liderado por Margarita Sabathier y Juan Martínez, un joven matrimonio desde hace 25 años. La pareja ha sido testigo del aumento en las preferencias por buscar productos que realcen la calidez y el estilo propio de una casa. Gracias a este interés y nueva forma de dar vida a los espacios, esta Pyme les permite vivir tranquilamente y costear los estudios universitarios de sus dos hijos.
“La idea nació bastante al lote, como bien informal”, nos comenta Margarita, quien al quedar sin trabajo varios años atrás, se dio el tiempo para “vitrinear en internet, en redes sociales” y vio que, en España, había una tendencia en decoración de interiores de utilizar adhesivos de vinilo embellecer muros y distintos espacios de una casa. Quiso buscar algo parecido en nuestro país y la oferta de estos productos era muy acotada, con diseños que no llamaban la atención ni cumplían con la finalidad de embellecer un espacio.
El vinilo decorativo es un film de PP, libre de PVC y sin disolventes. Adecuado para impresión de inyección de tinta digital eco-solvente, solvente, con filtro UV. Es un producto muy versátil, que entrega una infinita variedad de colores, formas y usos. Puedes decorar la cocina, baños, distintos muros, muebles, refrigeradores, vidrios, showers y en general, cualquier superficie lisa donde se te ocurra instalarlos. ¿Cuál es la ventaja? Que puedes hacer un cambio decorativo inmediato, de rápida instalación, que dura por muchísimos años sin perder los tonos ni la calidad, pero que, si te aburre, lo puedes retirar sin dañar la superficie.
Margarita se dedicó a investigar sobre el vinilo decorativo, creyendo que era un producto que podía ser bien recibido por los consumidores. Tras armar muy bien la idea, decidió presentársela a su esposo, quien es diseñador gráfico y siempre mantuvo un plotter en su casa, para realizar “algunos pitutos”. Si bien recibió su apoyo, lo hizo sin mucha confianza.
Así, con una cuenta en Instagram y con fotos de referencia, comenzó a ofrecer el adhesivo decorativo, que prometía dar un cambio visual a los rincones de la casa y dar la calidez a los espacios. El resultado fue avasallador: el primer mes consiguió varios seguidores y concretó una gran cantidad de ventas.
Fue en ese entonces, cuando su marido “paró las antenitas y dijo ya, no podemos subir cualquier foto, hay que perfeccionarnos más. Así empezamos a crear nuestro el logo y a armar los diseños y maquetas. Es aquí cuando partió todo”.
El negocio comenzó a crecer cada día. Tenían más mensajes y correos pidiendo cotizar vinilos personalizados, funcionaba la recomendación de boca en boca y el recurso de utilizar la publicidad con algunos influencers, para dar a conocer la marca y los productos, fue lo que terminó por fortalecer Vinilos Manía.
Sin embargo, ese temor al trabajo informal y el miedo a no tener estabilidad laboral, llevó a que Margarita nuevamente buscara un trabajo dependiente. “Fueron 4 años en que no le dimos el 100% de nuestro tiempo a esto, lo veíamos como ingreso adicional” nos comenta Martínez.
Hasta que llegó la oportunidad para darle la dedicación necesaria, cuando nos enfrentamos al encierro pandémico. Este periodo significó que muchos se replantearan si estaban realmente a gusto en sus casas, si el lugar les era grato para estar 24/7 allí o, si al menos, era necesario hacerle un retoque. Margarita y Juan, sacaron provecho de ello y llevaron al máximo la capacidad creativa para potenciar su producto. Las ventas se dispararon a tal punto que ambos están dedicados exclusivamente a su emprendimiento, perdieron el miedo a ser independientes y están orgullos de su pyme.
Si bien esto es fruto de largas jornadas de trabajo, también es producto de una decisión clave que logró potenciar la imagen marca. Lo que para algunos es un gasto innecesario, para ellos era una visión de futuro: decidieron invertir y desarrollar un sitio web que les permitiera realizar transacciones comerciales en línea (e-commerce), pagan por posicionarla en el buscador de internet y, además, todos los meses realizan publicidad financiada en redes sociales.
Eso no es todo, para salvaguardar su marca la registraron en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial, INAPI. “Decidimos registrarla porque vimos que salieron muchos Vinilos Manía en redes sociales y teníamos que cuidar nuestro trabajo”, señala Juan Martínez.
El esfuerzo por posicionar la marca y ampliar la audiencia, ha dado excelentes resultados. Tanto así, que el mayor porcentaje de ventas está concentrado en regiones, llegando a lugares tan extremos del territorio nacional como Coyhaique e Isla de Pascua. Cuentan con más de 2.500 diseños, más la opción de mandar a hacerlos 100% personalizados, lo que ha llamado la atención de muchas pymes que quieren darle un estilo decorativo a sus locales, transformándose en un nuevo y potente nicho comercial.