Este emprendimiento, que se encuentra en fase de validación técnica, está enfocado en desarrollar productos relacionados con el Reino Fungi, promoviendo la economía circular y el desarrollo sostenible.
Pensar el mundo sin hongos, es prácticamente imposible. Primero, porque ellos han sido fundamentales en el desarrollo de los bosques y, además, junto a las bacterias son los encargados de reciclar los desechos de nuestra naturaleza. Con estos antecedentes y unas ganas inmensas de contribuir a la economía circular, Rodrigo Canales, dio vida a Fungi Fábrica, una empresa pionera en el cultivo de hongos ostra en baldes reutilizables (de grado alimenticio), que además de minimizar la generación de residuos y el impacto ambiental, produce biomateriales a partir de su producción.
Hace un año y medio, este Ingeniero Civil en Biotecnología de la Universidad Adolfo Ibáñez, comenzó su investigación con la intención de “volver a relacionarnos con la naturaleza y con la tecnología de una manera responsable, en un modelo sin contaminación ni emisiones y que nos permita reparar el daño que ya hemos causado”. Poco a poco fue depurando su proyecto hasta poder presentarlo a Corfo y lograr financiamiento a través del Fondo Capital Semilla Inicia, subsidio que cofinancia las actividades para validación técnica y comercial, de Start-Up con ideas innovadoras, con potencia de alcance nacional e internacionalización.
«Somos una Start-Up de bioingeniería que busca aportar al desarrollo sostenible y la economía circular. Sabemos que somos parte de la naturaleza, e inspirados por ello, trabajamos por construir un modelo de negocio que nos beneficie tanto como a nuestro entorno». A través del cultivo de hongos ostra, crea y fabrica biomateriales a partir del micelio de los hongos nativos y materia orgánica. El resultado es un material similar al poliestireno, pero que es 100% natural y biodegradable. Es ideal para utilizarlo como aislante térmico o acústico y como embalaje (packaging). Sin mencionar que los hongos también son comercializados para su consumo. “Al descubrir la tecnología del Reino Fungi, decidimos tomarla como oportunidad para reescribir nuestra relación con la naturaleza, y al mismo tiempo, difundir una nueva cultura de desarrollo, productividad y consumo, fabricando bioproductos de alta calidad, incluso a partir de residuos, que generen valor y tengan sentido con los ritmos naturales en todo su ciclo de vida.
Cada semana es posible cosechar hasta 10 kilos de hongos ostra para venta directa, únicamente en un metro cuadrado de invernadero. Esto, como resultado de más de un año de dedicación absoluta al proyecto, sumado a las condiciones que entrega la tecnología, para tener cosechas durante todo el año, sin depender de las estaciones. Para esto, Canales, logró recrear el ambiente ideal, que considera un equilibrio entre humedad, ventilación y calefacción.
Los hongos son producidos en el invernadero, con sustrato tradicional y suplementado con bagazo cervecero, lo que aporta más nutrientes y reduce la huella de carbono del producto. “Tomamos distintos residuos, los que usamos como nutrientes o para la fabricación de los biomateriales” Y explica: “algunos los integramos al sustrato donde cosechamos los hongos, como el bagazo de la industria cervecera, los que incluimos hasta en un 20% al sustrato. Lo mismo ocurre con los granos de café, el aserrín o la viruta. Y, por otro lado, podemos incorporar cartón reciclado, hasta en un 50%, para fabricar los biomateriales”. Añade, “nuestros productos revalorizan residuos y nuestros propios residuos se revalorizan de nuevo en la tierra como abono”, agrega.
Si pensamos en las toneladas de cartón que diariamente se acumulan en las grandes ciudades, el negocio tiene un gran potencial para escalar a gran escala.
Actualmente, Fungi Fábrica se encuentra en el proceso de validación técnica del proyecto, lo que les permitirá escalar en cuanto a características, usabilidad, fabricación, y más adelante, a la distribución y comercialización del biomaterial. Un camino que va muy bien encaminado y enfocado en cuál es el objetivo final: “No somos solo una empresa de hongos, sino de proyectos de bioingeniería. Buscamos desarrollar biomaterial a pedido, según las propiedades que necesite el cliente en cuanto a densidad, morfología, etiquetado. Un servicio de soluciones basadas en la naturaleza, siendo proyectos de economía circular y regenerativa”, nos comenta el creador de Fungi Fábrica. Y cómo no, si el material fabricado puede utilizarse nuevamente para el cultivo de hongos o bien, como abono para las plantas.
“Los hongos son descomponedores naturales de sus desechos orgánicos, se hacen cargo de sus residuos, devolviendo a la tierra sus nutrientes. Ese fue el potencial que vimos en esta idea, el revalorizar residuos”, indica Rodrigo, quien además agrega “Somos conscientes de que el mundo fungi es aún desconocido y está en constante investigación, y así mismo todo lo que tiene que ver con su cultivo y potenciales usos. Por eso creemos en estar cada vez más conectados como ecosistema de innovación y sociedad”.
Hace algunos meses, Rodrigo Canales, junto a su socio, lanzaron un video en Instagram para dar a conocer Fungi Fábrica (@fungifabrica.pv), logrando más de 71 mil likes rápidamente y pasando de 200 a 40 mil seguidores en un mes. Lo cual viene de la mano, con el taller de cultivo de hongos ostra que realizan en la Feria Urbana & Rural de Puerto Varas, espacio que aprovechan para difundir el proyecto comercial. “Esperamos que la familia Fungi Fábrica crezca, junto con la oportunidad de colaborar en la producción de hongos y derivados, e incorporar otros productores a nuestros canales de venta y redes de difusión, en especial, para incentivar el desarrollo de las economías locales y colaborativas”, concluye el director ejecutivo del proyecto.
Mención: fotografías @taniamolier