Hacer un slime gigante, una fábrica de juguetes o una pasta dental para dinosaurios, son dinámicas que mezcla la ciencia con la diversión y que son fuente de inspiración para niños y adultos.
Desde muy pequeños desarrollamos un comportamiento intuitivo, un deseo incontrolable por descubrir y saber qué son todas las cosas que nos rodean y por qué suceden, llamado: curiosidad.
En este sentido, son los padres, el círculo más cercano o los profesores los indicados para fomentar este potencial científico natural y promover el aprendizaje desde el juego y la entretención. Pero, ¿cómo puedo lograr algo realmente único e inolvidable?
Eduardo Domínguez, quien es actor de formación, desarrolló una extensa carrera en producción, tanto audiovisual como en eventos y fue, en este último, el que lo cautivó. “Me di cuenta de que me era muy fácil generar contenido para niños. Había muchas ideas, actividades y juegos que iba creando y poco a poco se fue convirtió en mi experticia”, recuerda Edu.
Luego de más de seis años dedicado a esta labor, decide independizarse y armar un programa familiar que fuese distinto, lúdico y, sobre todo, que contribuyera a la imaginación, curiosidad y desarrollo de los más pequeños. El proyecto “partió con par de sopapos y un Toyota Starlet del 97, realizando juegos y dinámicas con elementos cotidianos en cumpleaños. Sin embargo, comencé a trabajar un concepto que con el tiempo nos dio toda esta imagen colorida e inventiva, que es la ciencia. Así es como, finalmente, nace El Laboratorio Creativo”, nos comenta Eduardo.
Inspirado por la saga de “Volver al Futuro” y por el programa de TV noventero “El mundo de Beakman”, Eduardo junto al Laboratorio Creativo, producen y efectúan actividades recreativas inspiradas en la ciencia y sus distintas aplicaciones. “Con la ciencia enseñamos a los niños que el aburrimiento puede ser utilizado como una herramienta que nos permite crear cosas nuevas. Además de fomentar la resolución de conflictos, las habilidades comunicativas y aumentar la motivación y la responsabilidad”, señala Domínguez.
El Laboratorio Creativo va mucho más allá de las fiestas infantiles, ya que cuentan con dinámicas diseñadas solo para adultos, en un ambiente laboral o corporativo, siempre abordado desde el sentido lúdico y de convertirse otra vez en niño, pero con un nivel de dificultad mayor.
El personaje y producto principal es Edu, un científico divertido y “medio loco” que sacar risas y llena de asombro a toda la familia; con un gran trabajo de equipo, que incluye a sus monitores, realizan programas que van desde los 45 minutos hasta un día completo en el caso de las fiestas para empresas. Tiempo en el que fabrican un slime gigante, una fábrica de burbujas, pasta dental para dinosaurios o una entretenida historia del genio de la botella y que no dejan de sorprender.
Teniendo en cuenta la labor de aprendizaje entretenido, el objetivo a mediano plazo es generar brandeado (Brand Content) con enfoque familiar y recreativo. “Estamos llegando a los 27 mil seguidores en Instagram y el 80% son mamás que llegan ahí porque todos los años quieren que estemos presentes en los cumpleaños de sus hijos. Por lo mismo siento que debo entregarles más contenido de valor y es lo que estoy buscando”, finaliza Edu Domínguez.