Muchas veces el éxito está en los lugares menos pensados, en caminos y proyectos que no habían sido considerados, hasta que de repente pasa algo y cambia todo. Como le pasó a Ricardo Fuentealba, quien decidió ver más allá de las posibilidades que le entregaba su profesión y apostar por algo diferente. Hoy es conocido por todos en Coelemu y su agenda no da abasto.
Probablemente, a la familia de Ricardo Fuentealba, o Richi para los amigos, no le sorprende lo que el joven ha logrado. Porque desde que era pequeño siempre busco diferentes oportunidades para crecer y lograr sus objetivos. De la misma manera en que lo hizo ahora, cuando aburrido por no encontrar trabajo como ingeniero, se animó a publicar en un grupo de Facebook de Coelemu, su ciudad natal, que ponía a disposición su auto para transportar a los vecinos de la zona, a cada uno de sus destinos.
“Siempre he tenido mentalidad de emprendedor, desde pequeño vendía con mis tías y a medida que fui creciendo, fui involucrando a mis amigos. Recuerdo que tras haber estado en un velorio, se me ocurrió ofrecer un servicio de limpieza de lápidas en el cementerio. Nos fue tan bien que terminamos limpiando terrenos y casas. También trabajé en una discoteca e incluso, vendiendo esquejes de los cactus de mi mamá”, comenta Ricardo Fuentealba, mientras camina por las calles de su ciudad y saluda a cada persona con la que se cruza.
En su adolescencia soñaba con estudiar trabajo social o terapia educacional, porque quería que su trabajo estuviera en función de las personas. Con este objetivo en la mente decidió estudiar ingeniería en finanzas, porque luego de hacer un curso de verano sobre manejo de cajas bancarias, descubrió que las finanzas también cumplen un rol social:
“Cuando terminé la carrera, hice mi práctica en el área de microempresas, donde conocí a muchos micro emprendedores con grandes sueños y me di cuenta la importancia que tienen los números en la comunidad de los emprendedores que quieren surgir”, enfatiza.
Con solo 23 años y tras un año de cesantía, decidió empoderarse y emprender, haciendo realidad el conocido dicho, “si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña”. Un día, mientras pensaba qué hacer para generar ingresos, decidió descargar una aplicación de traslado de pasajeros. Estuvo dos días esperando su primera carrera, pero no tuvo respuesta. Así que decidió publicar sus servicios de transporte en un grupo de Facebook de avisos de Coelemu.
Cada día llegaban más pasajeros, quienes coincidían en la misma pregunta: “¿recibe transferencias bancarias?”, y aunque sí lo hacía, ese sistema le parecía demasiado engorroso y lento, por lo que prefirió investigar sobre diferentes sistemas de pagos para que sus servicios fueran una grata experiencia de principio a fin.
Revisando diferentes métodos, descubrió en SumUp la solución perfecta. “Lo mejor es que no cobra arriendo mensual. Eso para los pequeños emprendedores es lo ideal, porque lo que uno lo que menos quiere es pagar comisión y además arriendo. Aquí en Ñuble me hice conocido porque casi nadie trabaja con tarjetas. Yo me arriesgué y me ha ido súper bien”, dice Ricardo, quien nunca pensó que tendría tanto éxito trasladando vecinos.
Actualmente, trabaja agendando horas y en promedio, está realizando 15 viajes durante el día y más los que hace en las noches. Ante su crecimiento, el joven de 23 años dice que, “yo pienso que tengo este éxito por dos cosas. La primera es que conozco a gran parte de las personas que viven aquí, por los trabajos que se me ocurrían cuando era chico. Pero además, porque cuento con SumUp, lo que les permite a los pasajeros pagar con tarjetas, ya que cada vez se usa menos efectivo”. Garantizando así, seguridad y una grata experiencia de principio a fin.