La Nora Almacén se creó en plena pandemia y pese a las dificultades del contexto, el objetivo lo tenían claro desde un comienzo: ser un local de barrio, enfocado en el bienestar de los vecinos, pero con una propuesta diferente y adaptada a los nuevos tiempos. ¿Lo lograron? Con creces y superando toda expectativa.
Con el cierre de las grandes tiendas, el aumento del e-commerce y las dificultades para ir presencialmente a supermercados, el comercio de barrio se convirtió en uno de los grandes protagonistas durante el 2020 y 2021, dos años en que la pandemia golpeó fuertemente la vida de las personas. Con el objetivo de potenciar el comercio de barrio y reinventarse, Gerónimo Loyola junto a su familia, decidieron arriesgarse y crear su propio negocio: La Nora Almacén.
La idea era ser un boliche clásico de barrio, pero con productos de emporio. Esto, porque se dieron cuenta que, “con la pandemia, la gente se vio obligada a cocinar más en la casa y el interés en la alimentación creció (…) las personas comenzaron a buscar más productos de nicho, desde una harina de fuerza 00, hasta una charcutería que no se encuentra fácilmente en supermercados”, dice Loyola, quien creía necesario adaptar sus productos a ese tipo de necesidades.
En esa línea, el principal desafío fue desmarcarse de lo ida clásica de almacén de barrio, donde están los productos de la canasta básica. El objetivo era que en la Nora Almacén se pudiesen encontrar todos los alimentos necesarios para el hogar, pero reversionados. Es decir, que tanto la propuesta de marcas como productos fuese diferente a lo que se puede encontrar en un local comercial tradicional.
Ubicados en Román Díaz 945, Providencia, Gerónimo Loyola comenta que además de contar con una variedad diferente de marcas y productos, el éxito de La Nora está en la cercanía que han logrado tener con los clientes. “Es la consecuencia de darse el tiempo de atender bien a tus vecinos, a tus parroquianos”, agrega.
Justamente la idea de estrechar lazos con sus vecinos es lo que más emociona a Gerónimo: “al momento de hacer este tipo de proyectos, la satisfacción más grande es cuando se genera una especie de comunidad, de lugar de encuentro”. Es por esto que le llama la atención el concepto de parroquianos, porque alude a la idea de reunión y congregación de personas en un mismo espacio, en una hora determinada y con una cierta frecuencia. Algo que ve que ocurre en La Nora Almacén.
El trabajo constante y la perseverancia han sido elementos fundamentales para fortalecer su negocio, pero también lo ha sido contar con el apoyo de instituciones estatales enfocadas en el desarrollo y crecimiento de los barrios comerciales. “Nosotros nos tiramos a la piscina con todo, invirtiendo plata con la que no contábamos, pero porque teníamos un objetivo claro. Al pasar los meses postulamos a un programa del Servicio de Cooperación Técnica (Sercotec) y tuvimos la suerte de ganar un fondo. Esto nos ayudó, en gran parte, a recuperar algo de lo invertido”, cuenta Loyola.
En menos de un año La Nora Almacén se ha transformado en un negocio estable, que transmite lo que se plantearon desde un comienzo: volver al local de barrio, pero con productos que pudiesen aportar nuevos y ricos sabores. Con el almacén consolidado, este año buscan dar el salto al e-commerce y de esta forma, ampliar su comunidad.