Una receta que nació en Cartagena y que se ha ido perfeccionando a lo largo de cincuenta años. Tres generaciones que, a golpe de esfuerzo, dedicación y amor, demuestran que este negocio familiar todavía tiene mucha historia por contar.
Los churros son una receta traída a América por los españoles y, si bien cada país tiene su versión mejorada, lo cierto es que es muy difícil negarse ante esta tentación de sabor. Los churros son el acompañante perfecto para una tarde de playa, una caminata por el parque en vacaciones o para acompañar los fríos días durante el invierno; son el mejor recuerdo de la infancia que en la adultez seguimos añorando. Con manjar, Nutella, chocolate o mermelada, ¡cualquier combinación es posible!
El matrimonio formado por Rina Rivas y Eduardo Valenzuela ha logrado, en más de 50 años de arduo y esforzado trabajo, ser una familia churrera que ha traspasado generaciones. Una tradición que tuvo su origen en Cartagena y que hoy, de la mano de sus hijos y nietos, tiene una nueva historia que contar.
Fabián Castro Valenzuela es comunicador audiovisual y DJ. Conoció el negocio familiar desde muy joven, cuando acompañaba a sus padres y abuelos a vender churros en las fondas del Parque O´Higgins, pero nunca se involucró en ser parte ni menos dedicarse a la tradición del churro. Esto, hasta que luego de varios años dedicados a la producción televisiva y de eventos, Fabián quedó sin trabajo; siendo su abuela, la Sra. Rina, quien lo llama para aprender de este oficio. “Esa temporada, me pidió que me fuera Cartagena y ahí aprendí un poco, aunque no me interesaba mucho, porque yo quería seguir trabajando en lo mío”, recuerda Fabián.
Tras retomar su actividad laboral y no tener mucho éxito con la producción en una discoteque, afronta el estallido social (toque de queda) y la cuarentena por el Covid-19. “Mis papás que vendían churros intermitentemente, me dicen vende churros conmigo y nos vamos a media. En mi familia todos se dedican a este negocio, excepto yo, hasta ese momento”, señala Fabián Castro.
“Comenzamos con Churros españoles artesanales vendiéndolos en mi villa, en Padre Hurtado y los ofrecíamos por WhatsApp. El primer día vendimos entre 40 a 50 mil pesos y dije aquí hay un salvavidas. Difundí por redes sociales y subimos las ventas rápidamente”, afirma sobre los primeros meses del emprendimiento. Y, si bien, en un inicio era su mamá quien hacía los churros, básicamente porque conoce la receta a la perfección, tomó la determinación de ser parte del secreto y tradición familiar: “Obviamente, yo tenía que perfeccionar la mano, porque una receta de más de cincuenta años debe hacerse exacta. Es la única manera de lograr el sabor que ha caracterizado a mi familia por tantos años”, afirma.
El éxito no tardó en llegar: fueron entrevistados por canales de televisión y los contacto Pedios Ya para ofrecer el servicio de Delivery, algo necesario porque ya no daba abasto entre preparación y despachos. Tampoco faltaron los inversionistas que ofrecían abrir sucursales en regiones, pero esta ya era una decisión tomada: “La ley familiar es que el churro no se enseña y no es por mezquindad, sino que es una receta tan nuestra, que a mis abuelos les costó años en lograr la calidad que querían, que no podemos dejar que alguien ajeno a la familia se quede con la persistencia que ellos tuvieron”, sentencia Fabián.
Por lo mismo, detrás de cada local, carro o foodtruck siempre encontrarás un integrante de la familia. Tres generaciones unidas por una receta única y perfeccionada que deleita por el punto exacto de la mezcla, la crocancia precisa y una fritura liviana.
Pero Fabián tiene un sueño para el negocio familiar y con el que está convencido, seguirá creciendo y reuniendo a las nuevas generaciones: “Mi sueño es abrir una cadena de Churros españoles artesanales en los malls. La gente nos pide asistir a grandes eventos y en todos, somos la gran atracción, así que estamos convencidos de que es lo que nuestros clientes desean. Además, nos piden churros para revenderlos y yo digo que no, porque nuestra esencia es el churro que se hace en el momento, la rapidez en su preparación y la calidad en la atención”, concluye.