“Devolver a la tierra, lo que es de la tierra” es el concepto con el que se define esta pyme, la que ofrece productos naturales, innovadores, sustentables y sencillos inspirados en el hogar.
Cuwü, es una palabra mapudungun que significa mano, la cual refleja la identidad de este negocio sustentable que integra a mujeres tejedoras de Llanquihue en sus procesos productivos. Hablamos de un proyecto comunitario que ofrece alternativas simples, hechas a mano y con materias primas recicladas y totalmente naturales. Cuwü, se declara como zero waste, ya que “usamos el mínimo de agua, reciclamos nuestros residuos y compostamos los desechos naturales”.
La fundadora de la marca es Yean Carla Gandulfo, ambientalista desde muy pequeña y que, gracias a los sabios consejos de su madre, estudió una carrera tradicional, que le significara una estabilidad económica. Como le gustaba la matemática y la física, estudió ingeniería civil informática, lo que “al ser muy versátil, muy amplia, me abrió muchas puertas al salir de la universidad”, nos comenta.
Trabajó durante diez años, en distintos sectores como la minería y las finanzas, hasta que se fue a vivir a la región de Los Lagos, con la inquietud de hacer docencia. Estando allá recibió un regalo de una amiga que vivía en Australia, resultando ser un envoltorio fabricado con cera de abeja y lo encontró lo más genial. Coincidió que tiene un vecino apicultor y con una amiga, se asociaron durante un año, en el 2018, pero alcanzaron a sacar este primer producto. “A pesar de tener tres componentes más la tela, la mezcla perfecta nos tomó como cinco a seis meses para dar con fórmula que nos gustaba”.
Si bien en esos años, ya existían otros emprendedores con el mismo producto, las ventas fueron increíbles. Quizás porque ya estaba en la consciencia colectiva el ir eliminando el plástico de un solo uso, la cuestión es que vendieron toda la producción que habían realizado. Al año siguiente, el 2019, Yean Carla crea lo que hoy es Cuwü, armó el proyecto que busca integrar a la comunidad, generando opciones de intercambio con otros productores y ganó los fondos entregados por Sercotec y Corfo para desarrollar la idea de negocio.
“Cuando ganamos el Corfo, dije: nos tenemos que enfocar en buscar otras líneas de negocio, porque esto es la punta del iceberg de necesidades por productos nuevos”, relata la creadora. Maletas en mano y con hartas expectativas, en noviembre del 2019 parte a Madrid, donde se estaba llevando a cabo la COP25 y donde se iban a debatir todas medidas, políticas y responsabilidades humanas, en lo que se refiere al cambio climático. Asistió a una feria, en este mismo marco, que significó una apertura a un sinfín de productos ecológicos que podía replicar. “Fuimos a buscar cosas choras y atractivas, dado que había empezado por un regalo que recibimos de fuera, donde sabíamos que la consciencia ambiental estaba mucho más avanzada”. Hizo una pequeña gira por Europa, visitando países como Francia, Suiza e Italia, hasta que en un supermercado vio las esponjas de yute: “Yo siempre pensé en cosas simples. En que cuando debas planear la masificación de productos en escala, debe ser simple también y, ojalá, que se pueda aplicar en el lugar donde vives”. Jamás pasó por su cabeza el producir en China ni menos importar máquinas, cuando conocía la riqueza de las personas y los emprendedores de la zona sur del país. “Sentimos que había el capital para trabajar y cuando vi estas esponjas tejidas, dije ¡¡guau!! Esto es”.
Empezó a probar materiales, contactar tejedoras, conocer la materia porque no es lo mismo tejer yute que lana. “Acá en el sur hay muchas personas que tejen, pero el yute es más duro y había que achuntarle en el punto”, pero una vez que lo logró la venta fue aún más explosiva, desarrollando artículos como bolsas, guantes y las esponjas para la cocina.
Sin perder el rumbo y buscando continuamente más propuestas que ofrecer, Yean Carla incorporó el reciclaje de toallas para, a partir de ellas, fabricar nuevos productos. Esto fue aún más ¡guau!, ya que pasó de un artículo a tener seis a partir de la tela reciclada. “Sin querer, partí con un solo producto y ahora tenemos alrededor de veinte. La mayoría muy sencillos, simples, naturales, hechos a mano y con la característica de tener un ciclo de vida circular… Porque todo lo que hacemos, cada componente, es con la finalidad que pueda volver a la tierra. Deben tener esta condición”, afirma.
Si bien la complejidad es que la vida útil de una toalla es bastante mayor a la de un plástico o el vidrio, por lo que buscar este textil reciclado significa una labor administrativa de más tiempo, entre la gama de productos
Hoy cuenta con cuatro tejedoras, tres costureras y su vecino apicultor. Todos, integrando una comunidad con una mirada verde común, de lo que desean hacer. Actualmente, está haciendo un trabajo colaborativo con una pyme de jabones (@tujabon) quienes fabrican jabón tipo lavalozas a partir de aceite reciclado. “Estamos lanzando un kit de limpieza outdoors, donde el concepto es que si vas a trekking, a camping o a pasear por el día, puedes usar este kit que no contamina el agua ni la tierra, acompañado de nuestra esponja compostable”, comenta muy emocionada porque próximamente también incorporarán un kit para el cuidado personal con las mismas características ecológicas.
Cuwü, le ha permitido emprender y estar más tiempo con su familia “a cada rato pensaba en el costo/oportunidad. Porque mi marido me podía decir anda o hazlo tranquila, pero uno tampoco se quiere perder etapas. Creo que, independiente de quién pueda salir de la casa a buscar más recursos, hay una cosa que yo decidí no tranzar y es estar y acompañar a mi hijo, compatibilizándolo con esto que es súper importnate también”, reflexiona.
“Las mujeres queremos abarcar mucho, aunque debemos enfocarnos en lo importante y muchas veces no es la casa. Podemos estar con los hijos o la familia y, también, en los temas valiosos como un negocio” y agrega, “no sentir culpa por no lavar la ropa o comer de nuevo arroz. No pasa absolutamente nada. De lo contrario, uno se tiende a perder porque siente que tiene muchas responsabilidades. No existe relación entre darlo todo, para ganar más. Solo debemos enfocarnos dónde ponemos nuestras energías” concluye.